¿Quién no ha tenido nunca un cachorro en brazos y ha sentido el calor del ser más noble que existe?

Hoy en día, es extremadamente fácil tener un cachorro, bien sea mediante compra en criaderos o mediante adopción en una de las miles de Asociaciones y Protectoras de Animales que hay en España. Desgraciadamente, hay muchas familias en España que, de una manera irresponsable, compran o adoptan un cachorro sin tener ni la más remota idea de lo que conlleva eso.

Acabamos de traer un cachorro a casa, es un peluchito y a toda la familia nos hace mucha ilusión tenerlo con nosotros y nos reímos de todo lo que hace. Pero al cabo de unos días, empezamos a ver que aquel "peluche" tan adorable, empieza a comerse nuestros muebles, a hacer pipi y caca por todas partes, grita cuando nos vamos de casa, nos muerde las manos, ya no es tan pequeño como al principio y se nos echa encima cuando llegamos a casa...
La situación empieza a tornarse complicada, más cuando vemos que el cachorrito no sólo no deja de hacerlo, sino que además cada vez lo hace con más insistencia.

Pero, entonces ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Cómo es posible eliminar tales comportamientos y lo que es más importante, cómo podíamos haberlo evitado o prevenido?
Al contrario de lo que todo el mundo piensa, la educación del perro ha de comenzar desde el momento en que entra en casa. La edad de cachorro es crucial en la educación del perro y será precisamente el aprendizaje en estos meses lo que haga que tengamos un perro adulto equilibrado y libre de problemas de comportamiento.

Aprender a educar, a jugar y a descansar con el cachorro es importantísimo para una convivencia placentera tanto para el perro como para el dueño.

Si se realiza de la manera correcta, el cachorro aprenderá más rápido cuales son las conductas que nos gustan y cuáles no y a la vez se verá reforzado nuestro papel de guía dentro del núcleo familiar. No podemos olvidar que somos un referente para él y que él está encantado de seguir nuestros pasos y de aprender a nuestro lado.Los cachorros tienen una serie de necesidades que es imprescindible conocer antes de adquirir uno. Igualmente, aprender a comunicarnos con el cachorro y a observar lo que nos está comunicando él en cada momento, nos dará las claves para su educación.

Un cachorro es una responsabilidad muy grande, pues dependiendo de los cuidados y la Educación que tenga en sus primeros meses de vida, tendremos un animal adulto equilibrado o por el contrario un adulto con una serie de problemas de conducta que harán que la convivencia sea cada vez más problemática.

Al igual que cuando uno va a tener un bebé, se preocupa de aprender cómo es un bebé, que necesidades tiene y cuáles son las mejores maneras de educarlo, las familias en las que va a entrar un cachorro por primera vez, deberían informarse y formarse acerca de qué es un cachorro, cómo se debe de actuar en diferentes situaciones, qué necesidades de higiene y sanitarias tendrá, qué alimentación es la más adecuada acorde a su raza/tamaño y un largo etc.
Un cachorro no es un juguete y si su salud lo permite, puede llegar a estar junto a nosotros más de 10 años, por lo que hay que pensarlo muy bien antes de meter un cachorro en casa. Desgraciadamente, hay miles de perros abandonados todos los años, víctimas de familias equivocadas que, lejos querer tener un perro, lo que querían es un muñeco de peluche que no ladre, no se mueva, no haya que sacarlo a pasear y no suelte pelo.

A menudo contactan conmigo propietarios de cachorros quejándose de una serie de problemas de comportamiento en sus perros. En el 99% de los casos, los propietarios se quejan de los mismos problemas, y es Por eso que me he lanzado a escribir este post, para intentar explicar de la manera más clara posible, el porqué de algunos de los comportamientos de los cachorros que hacen que nuestra convivencia con ellos se haga un poco cuesta arriba.

«Mi cachorro hace sus necesidades por toda la casa»
Esta es una de las quejas más frecuentes que me hacen los propietarios.

En este aspecto tenemos que partir de la base de que tenemos un CACHORRO que, como tal, no controla su vejiga y sus intestinos como un adulto, por lo que el número de deposiciones de un cachorro es más elevado que el de un adulto.
Por otro lado, los veterinarios aconsejan no sacar a pasear a los cachorros hasta que no termina su ciclo de vacunaciones, por lo que no les queda otra que hacer sus necesidades dentro de casa.
Como primer punto de partida, deberíamos hacer una reflexión. El ser humano, considerado la especie animal más inteligente del mundo, que es capaz de aprender 7 idiomas, terminar con éxito 4 carreras universitarias e inventar la penicilina, durante los primeros 2 años de su vida utiliza PAÑALES y durante algunos meses más, tendrá algún que otro episodio nocturno en el que mojará la cama.

Hago esta reflexión, porque es ése mismo ser humano el que pretende que su cachorro aprenda en 10 minutos a aguantar sus esfínteres. Y no sólo eso, el ser humano es tan "inteligente" que piensa que restregando el hocico de su cachorro por encima de su pipí/caca va a conseguir que su cachorro no lo haga. Creo que es de sentido común afirmar que esta práctica, además de ser mezquina, no sólo no soluciona el problema sino que lo agrava. El resultado será un cachorro que se esconde para hacer sus necesidades en los sitios más insospechados por miedo a que el propietario vea el pipí y le restriegue el hocico por encima. No estamos solucionando el problema y, lo más grave de todo, estamos consiguiendo que nuestro cachorro nos tenga MIEDO lo que puede desencadenar otra serie de problemas mucho más graves que tener que pasar la fregona.

Está claro que no podemos evitar que un cachorro con 2 meses haga 10 pipis diarios y 4 o 5 cacas. Tampoco podemos evitar que lo haga en casa, pues no podemos sacarlo de paseo hasta que no termine su ciclo de vacunación. Lo que sí podemos hacer es ENSEÑARLE cuál es el sitio adecuado para hacerlo, de manera que él solo acceda allí cada vez que tenga ganas de hacer pipí/caca. Si se hace de la manera correcta, el cachorro lo aprenderá enseguida y tendremos el problema resuelto. Teniendo en cuenta que hay unos momentos en los que es más probable que el cachorro miccione (justo al despertarse de una siesta, después de una sesión de juego o justo después de comer) sólo tendremos que llevar al cachorro al sitio donde queremos que lo haga (donde previamente habremos colocado un empapador o unas hojas de periódico) y premiarlo por hacerlo en el sitio correcto. Si en algún momento ocurre algún "accidente" y el cachorro lo hace en otro sitio, simplemente ignoraremos lo ocurrido y lo limpiaremos bien para que no queden olores, intentando que el cachorro no nos vea limpiarlo.
Evitaremos limpiar con lejía o amoniaco, pues su olor le incita al cachorro a miccionar, porque tiene un olor similar al de la orina. Los limpiadores con Oxigeno Activo ayudan a eliminar los olores residuales.

Por último recodar, aunque sea una obviedad, que el cachorro SIEMPRE ha de tener acceso a ese sitio.

 «Mi cachorro muerde y rompe cosas»
Los cachorros usan la boca para todo: para jugar, para lamer para comer, para comunicarse, para coger cosas... su boca es su instrumento más valioso. El problema no es que utilice su boca, lo cual es algo absolutamente normal, sino que la utilice de la manera equivocada.

No es casualidad que los cachorros nazcan con los dientes tan finos como alfileres. Esos dientecillos que tanto daño pueden hacer, le sirven al cachorro para aprender a jugar de la manera correcta con sus hermanos de camada y su madre. Serán los hermanos y la madre del cachorro, los que le enseñen a controlar su mordida. Si los cachorros están jugando y se ponen brutos hasta llegar a hacerse daño, uno de ellos gritará y se terminará el juego. Si el cachorro que ha hecho daño al otro sigue queriendo morderle, será la madre la que ponga orden para evitar que se hagan daño y enseñarles cómo han de jugar. Este aprendizaje es importantísimo para los cachorros y es por eso que los cachorros no deberían ser separados de su madre y hermanos hasta los 2 meses de vida como mínimo. Desgraciadamente, no todos los cachorros están dos meses con su madre, bien porque son de un criador irresponsable que los separa cuando les pone la primera vacuna, o porque se trata de una camada "no deseada" y son abandonados muy pequeñitos. Es por esto que en muchos casos deberemos ser nosotros los que le enseñemos al cachorro a inhibir su mordida antes de que cambie la dentadura por la definitiva, pues a partir de ese momento el trabajo de la inhibición de la mordida será mucho más difícil.

El cambio de dentadura es otra fase en la vida del cachorro que puede desencadenar en problemas de comportamiento. Al igual que les pasa a los humanos, un cachorro que está cambiando los dientes, siente dolores en la boca que se le alivian cuando muerde. La elección de los juguetes adecuados para el cachorro hará que pueda aliviarse mordiendo algo que está destinado para ese fin.

El acto de morder, no solamente alivia los dolores del cachorro al cambiar los dientes, sino que también le sirve para desestresarse... Morder es el "ansiolítico" por excelencia de los perros, junto con el olfato. Es por esto, que un cachorro que tiene ansiedad o un nivel excesivo de estrés, tienda a morder lo primero que pille, sin pararse a pensar si son nuestras gafas nuevas o el libro del que sólo llevamos leída una página y que ha terminado irreconocible.
Para el cachorro que tiene ansiedad o miedo porque se ha quedado sólo o ha sufrido una regañina de la que no entiende nada, morder algún artículo que haya tocado su dueño y tenga olor a él, le ayuda a volver a un estado más tranquilo. Así que en este aspecto, tenemos que ser RESPONSABLES y no dejar nada que no queramos que muerda al alcance del cachorro. Igualmente una habituación progresiva a permanecer sólo y tranquilo cuando no estamos, le ayudará a no necesitar morder cosas para pasar el mal trago de la soledad. La ansiedad por separación canina es un problema muy grave en el que el cachorro o adulto lo están asando realmente mal y a lo que hay que poner solución si no hemos prevenido su aparición cuando el perro era cachorro. Al igual que antes, la elección de juguetes adecuados que los mantengan activos mentalmente harán que el mal trago de permanecer sólo sea más llevadero y le ayude a entender que no pasa nada porque nos hayamos ido, pues siempre vamos a volver a casa.

Por último recordar que aunque creamos que nuestro cachorro siempre tiene ganas de jugar y nunca se le acaban las pilas, NECESITA descansar. El respeto de su descanso es imprescindible para su vida y para su salud, tanto física como mental. NUNCA se debe molestar a un cachorro cuando está descansando y SIEMPRE tenemos que inducir al cachorro un estado de calma, de manera que aprenda a relajarse completamente tras alguna sesión de juego.

Enseñar al cachorro cuándo es momento de juego, cuándo es momento de comer y cuándo es momento de descansar, hará que en el futuro el perro adulto tenga una mayor capacidad para poder relajarse ante situaciones un poco incómodas.

Inma Soto y Lilo Muñoz